domingo, 12 de abril de 2020

DOMINGO DE RESURRECCIÓN EN GUADALCÁZAR

Compartimos hoy, Domingo de Resurrección, a la misma hora de nuestra Procesión, imágenes de Jesús Resucitado portado alegremente por las calles de nuestro pueblo, como cada año desde 2013, que adquirimos esta hermosa Imagen.

Es esta ocasión todos nos quedamos en casa debido a la pandemia del coronavirus. Vivimos de los recuerdos con la pena de no poder llevar a cabo nuestra misión, pero con la esperanza de que pasará pronto y saldremos más fortalecidos. Pidiendo y rogando al Señor que nos ayude en todo momento a todos y nos de la fuerza y la fe necesarias para seguir afrontando esta terrible situación.

Como en otros montajes de este 2020, las imágenes son de 2019 al 2015, y son de Rafael Barrera Pedraja (2019), el resto son de Ana Isabel y Victoria García Serrano.


¡¡¡ESTA HUMILDE HERMANDAD OS DESEA A TODOS UNA FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!

¡QUE EL SEÑOR NOS BENDIGA Y NOS PROTEJA, HOY Y SIEMPRE!




Otros enlaces de esta celebración:

Domingo de Resurrección 2017


Domingo de Resurrección 2018
















sábado, 11 de abril de 2020

RECORDAMOS NUESTRO 25º ANIVERSARIO


Este Sábado Santo echamos la vista hacia atrás y vamos a recordar el año 2011, en que nuestra Hermandad celebró el  25º Aniversario de su fundación. En ese momento nuestro sacerdote y consiliario era el Rvdo. Sr. Don Jesús Enrique Aranda Cano.

La fiesta de regla se celebra el Viernes de los Dolores y, por primera vez en nuestra historia, se impusieron medallas a los hermanos y hermanas que así lo desearon. Igualmente, al final de la misma, se regalaron a todos los hermanos una insignia con el escudo de la hermandad.

Durante el montaje podemos ver y recordar con cariño, afecto y mucha emoción a algunos de los hermanos y hermanas que ya no están entre nosotros y que, sin ninguna duda, se encuentran al lado del Padre. Descansen En Paz.



Fotos y Montaje: Victoria García Serrano

viernes, 10 de abril de 2020

VIERNES SANTO EN GUADALCÁZAR



Compartimos imágenes del Viernes Santo en Guadalcázar de otros años, para ser más concreto, del 2015 al 2019, ya que esta Semana Santa nos quedamos en casa debido al coronavirus.

Queremos acercar a los hermanos, vecinos y todo el que lo dese, a nuestros titulares, el Santo Entierro y la Virgen Dolorosa, que procesionan en la tarde noche del Viernes Santo por las calles de nuestro pueblo. Algunos años se forman grupos de niños que portan la cruz vacía, acompañados de sus padres/madres, formando así parte activa de esta salida Procesional.
La Hermandad siempre agradece a los padres/madres que participan y acompañan a sus hijos a estas celebraciones.

Agradecer a quienes han cedido sus fotos para la composición de este montaje, ya que las del año 2019 son de Rafael Barrera Pedraja y de Francisco Sáenz Río. Las demás son de Victoria García Serrano.



Salida de la Virgen Dolorosa el Viernes Santo de 2017



Salida del Santo Sepulcro el Viernes Santo de 2017


jueves, 9 de abril de 2020

JUEVES SANTO EN GUADALCÁZAR


Compartimos imágenes del Jueves Santo en Guadalcázar de otros años, para ser más concreto, del 2015 al 219. Ya que esta Semana Santa nos quedamos en casa debido al coronavirus.

Queremos acercar a los hermanos, vecinos y todo el que lo desee, a nuestros titulares, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Virgen de los Dolores, que procesionan la tarde noche del Jueves Santo por las calles de nuestro pueblo.

Agradecer a quienes han cedido sus fotos para la composición  de este montaje, ya que las del año 2019 son de Antonio Toscano Moral y de Rafael Barrera Pedraja. Las demás son de Victoria García Serrano.


Salida de la Iglesia de Ntro. Padre Jesús Nazareno en 2018


Salida de la Iglesia de la Virgen de los Dolores en 2018



miércoles, 8 de abril de 2020

VIA CRUCIS EL MIÉRCOLES SANTO EN GUADALCÁZAR


Nuestra Hermandad realiza su Via Crucis principal la tarde del Miércoles Santo con la Imagen de Jesús Crucificado a hombros por la calle, acompañados del toque de un bombo.

Durante el recorrido se rezan las estaciones propias, cada persona que lo desea hace una y así es mayor la participación.

Mostramos imágenes de años anteriores ya que en esta ocasión todos nos quedamos en casa, rogando y pidiendo a nuestros titulares que esta terrible pandemia que estamos sufriendo acabe pronto y podamos volver a la vida cotidiana más reforzados.












domingo, 5 de abril de 2020

DOMINGO DE RAMOS EN GUADALCÁZAR


UN MONTAJE REALIZADO CON IMÁGENES DE AÑOS ANTERIORES, YA QUE ESTE AÑO NOS QUEDAMOS EN CASA POR EL CORONAVIRUS, PANDEMIA QUE AZOTA A TODO EL MUNDO. NO QUEREMOS DEJAR DE ACERCAR NUESTRAS HUMILDES PROCESIONES Y ACTOS A LOS VECINOS DE NUESTRO PUEBLO Y A LOS QUE ESTÁN FUERA.

EN NUESTRA MEMORIA LOS QUE YA PARTIERON AL PADRE DURANTE ESTE ÚLTIMO AÑO, DESEANDO QUE DESCANSEN EN PAZ JUNTO A ÉL.

UN ESPECIAL RECUERDO A JUAN LÓPEZ HARO, GRAN AMIGO Y COLABORADOR TANTO DE LA HERMANDAD COMO DE LA PARROQUIA. D.E.P.





viernes, 3 de abril de 2020

VIERNES DE DOLORES EN GUADALCÁZAR

Hemos realizado este pequeño foto-montaje con imágenes de varios años de la celebración del Rosario con la Virgen de los Dolores en la calle.





¡FIESTA DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DE LOS DOLORES, FIESTA DE REGLA DE NUESTRA HERMANDAD!


¿Quién dice que la Virgen no sale esta tarde rodeada de niñas vestidas de mantilla y con los niños portando la pequeña cruz que la acompaña?

¿Cómo, que tampoco vamos a salir rezando el Rosario de sus Dolores con Ella por las calles de nuestro pueblo, Guadalcázar?


Pues este año, más que nunca, Ella, la Madre Dolorosa, está con todos nosotros, acompañándonos en cada momento, alegrándose con los juegos de los niños y niñas, que valientemente se quedan en sus casas y son los más guerreros. Este año Ella nos porta a tod@s con nuestro sufrimiento por la pandemia.

Este viernes, la Madre Dolorosa, que acompaña a Su Hijo en su pasión, ruega a Él por toda la humanidad, pide su misericordia para nosotros.

Por eso nosotros, todos, hoy, la acompañamos en su terrible dolor, rezaremos junto a Ella el Santo Rosario, como cada día, pero el de hoy será diferente. Porque vamos a seguirla orando la corona de sus siete dolores.


Nos situamos junto a Ella cuando Simeón le profetizó que una espada traspasaría su corazón, cuando tuvo que huir a Egipto con José y su pequeño niño, cuando se le perdió el Hijo durante tres angustiosos días, cuando se encuentra con Jesús camino del calvario, durante la crucifixión y agonía, cuando le traspasaron el costado y después lo recibió muerto, cuando lo enterró y quedó en soledad....Ella que había tenido en sus brazos al Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora se lo devuelven muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados.

Ayúdanos, Madre dolorosa, a que sepamos amar a Jesús como él nos amó, a que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como él lo fue, Y que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes. AMÉN.

¡SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS DOLORES, RUEGA POR NOSOTROS! 


TRIDUO DIA 3º: ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES










REFLEXIONES DE NUESTRO PÁRROCO
D. JOSÉ MIGUEL BRACERO

DÍA 3 – VIERNES 3 DE ABRIL 2020
“VIERNES DE DOLORES”
“Intentaron detenerlo, pero se les escabulló de las manos”
(Jn 10, 31-42)

    ¡Buenas tardes, hermanos guadalcaceños! Hoy finaliza el Triduo en honor de nuestra Madre la Santísima Virgen de los Dolores, conmemorando precisamente hoy su memoria en este Viernes de Dolores que la tradición y la piedad popular celebra desde hace siglos. 
Si el miércoles teníamos en nuestra contemplación a nuestro Padre Jesús Nazareno, ayer fue su imagen yacente en el Santo Entierro, hoy la figura central coincidiendo con la liturgia, será la Virgen en los sufrimientos y dolores de una Madre que durante toda su vida supo ofrecer su dolor al Señor para mostrar su agradecimiento a través de su fe, su obediencia y su humildad a la Voluntad del Padre que la eligió desde toda la eternidad para ser Madre de Dios y Madre de Jesús, Dios y hombre verdadero.
Qué Semana Santa tan inesperada y tan distinta a lo que teníamos planeado en nuestro corazón, ¿verdad? Nadie diría que un simple virus iba a cambiar y alterar el orden de todas las cosas, que iba a paralizar este mundo, que nos iba a hacer vivir una Cuaresma distinta, tal vez que, por designio del mismo Dios, ha querido que vivamos más interiormente y no tanto por las calles en los preciosos pasos que procesionan por nuestras calles. Igual nos está llamando el Señor a darnos cuenta de la fragilidad de nuestra vida, de que somos débiles, de que un enemigo prácticamente invisible está haciendo visible en el mundo nuestra impotencia ante las circunstancias.
Es inevitable que nos surja la pregunta de por qué Dios permite todo esto: enfermedad, muerte, sufrimiento. ¿Y por qué no coge con su mano poderosa y destruye todo el mal? Ciertamente todo esto que acontece en el mundo: las guerras, enfermedades, muerte… son frutos de aquel primer pecado original de nuestros primeros padres que perdieron todo derecho a la inmortalidad y a no tener que sudar para ganarse el pan de cada día, porque no conocíamos la muerte ni el sufrimiento. Pero aquella serpiente tentadora –que sigue haciendo de las suyas entre nosotros- les llevó a desconfiar y desobedecer aquel mandato divino y desde entonces, arrastramos aquella pesada losa en nuestras vidas. Pero Dios respeta nuestra libertad, no puede intervenir para que todos seamos buenos, no pequemos, seamos inmortales… poder, podría, pero entonces no dejaría que hiciéramos uso de nuestra propia libertad. En nuestra mano está ganarnos el pan de la salvación y la vida eterna ahora y para eso Jesús dio su vida por nosotros en estos días que muy pronto celebraremos de manera muy reducida, pero con la misma grandiosidad de saber que el Señor se hará presente igualmente, porque la Semana Santa está ahí, siempre vuelve, aunque no habrá procesiones ni pasos por la calle este 2020. Será una Semana Santa más interior.
Este dolor, también lo ofrecemos a Dios de la mano de nuestra Virgen de los Dolores en un día como el de hoy. Unimos nuestro dolor a sus Siete Dolores, presentes en la Escritura: la espada que atravesaría su alma en la profecía de Simeón; la huida a Egipto con el Niño y San José, tierra extraña y peligrosa; cuando se perdió tres días y lo encontraron en el Templo; el cruce de miradas con su Hijo Nazareno camino del Calvario; ver cómo lo clavaban y era colgado de aquel madero y dio su vida por todos; al bajarlo de la Cruz y ponerlo en su tierno regazo; y cuando lo llevaron a aquel sepulcro que ofreció generosamente José de Arimatea.
Dice San Juan Pablo II en una carta apostólica que el sufrimiento está presente en el mundo para hacer nacer obras de amor al prójimo, para transformar la civilización humana en la llamada “civilización del amor”. Y es verdad si lo pensamos bien. En estos días de pandemia, de aislamiento en casa, sin poder salir a clase, ni al trabajo, ni ver a nuestros seres queridos para darles un abrazo o un beso, se nos hace doloroso pensar que nuestra humanidad es frágil y débil, que no somos invencibles como el mundo nos quiere hacer creer. Pero al mismo tiempo, somos capaces de hacer grandes actos de generosidad, de colaboración, de fraternal ayuda. No hay más que ver los miles y miles de voluntarios que colaboran con el reparto de alimentos a los más necesitados y a los ancianos, los que fumigan nuestras calles, los que aplauden a las fuerzas de seguridad y a esos estupendos sanitarios que dan su vida por cumplir con su vocación. ¡Dios los bendiga a todos!
Yo como párroco, también me resulta doloroso ver cómo se posponen bodas, bautizos, comuniones, pero sé que llegarán pronto; pero lo más doloroso es ver cómo tras perder un ser querido, las familias no pueden ser consoladas presencialmente, ni despedirlo cristianamente en un funeral con palabras de aliento y consuelo. Parece que estamos solos, que Dios nos ha abandonado, pero no es verdad.  Nuestro Padre Jesús Nazareno siempre está a nuestro lado para ayudarnos a llevar nuestras cruces; su Madre la Santísima Virgen de los Dolores, comprende nuestro dolor porque Ella tampoco pudo despedirse de su Hijo, no la dejaron acercarse a limpiar su rostro ni siquiera a darle un poco de agua para aliviar su sed.
Que no decaiga nuestro espíritu de generosidad, de amor a Dios y a los demás –incluso a nuestros enemigos- ni tampoco nuestro ánimo, y que nuestra Madre nos consuele a todos, y permita que comprendamos que seremos felices si buscamos la Verdad, el Camino, la Vida que es Jesucristo, le seguimos fielmente y nos unimos a su Palabra, a su Evangelio, a su Iglesia, que somos todos con docilidad a la acción del Espíritu Santo en nuestro corazón para cumplir la Voluntad de Dios.
Aprovechemos estos momentos para perseverar en la oración, en la fe, y sobre todo en la esperanza, para que como nuestra Virgen de los Dolores, “meditemos todas estas cosas en nuestro corazón”, y nos demos cuenta de que después de la tristeza llega la alegría, después de la privación llega la abundancia, y también como Ella al pie de la Cruz junto al discípulo amado, ser conscientes de que después de la muerte vendrá la Resurrección, para que cuando Dios quiera, en el último día, podamos volver a abrazar a nuestros seres queridos.
Os tendré muy presentes a todos en la misa de hoy, y quiero acabar con unos veros de la secuencia del Stabat Mater, que dicen así: “¡Oh, Madre, fuente de amor!, hazme sentir tu dolor, para que llore contigo: y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado, más viva en Él que conmigo”.
Rezo por vosotros cada día, por vuestras familias, y por el fin de este terrible episodio que nos ha tocado vivir, que salgamos curados de esta pandemia no solo de cuerpo sino de alma también. Que nuestro Padre Jesús Nazareno nos acompañe y la Virgen de los Dolores, Madre de Cristo y Madre nuestra, interceda por nosotros.
Recibid mi bendición de todo corazón, 
José Miguel Bracero

jueves, 2 de abril de 2020

TRIDUO DIA 2º: ORACIÓN A CRISTO, MUERTO EN EL SEPULCRO







REFLEXIONES DE NUESTRO PÁRROCO
D. JOSÉ MIGUEL BRACERO 

*DÍA 2 – JUEVES 2 DE ABRIL 2020*
“Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día” 
(Jn 8, 51-59)

    ¡Buenos días, guadalcaceños! Hoy celebramos el 2º día del Triduo en honor de nuestra Madre la Santísima Virgen de los Dolores, y centraremos nuestra mirada desde el corazón en la bella imagen del Santo Entierro de nuestro Señor Jesucristo.

     Precisamente hay una frase del mismo Jesús que nos habla en el Evangelio diciendo: "en verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte”. Todos sabemos que la muerte fue vencida por Aquel que venció al pecado, y resucitó al tercer día. 

     Qué contraste que aquellos que este próximo Domingo de Ramos recibieron a Jesús al grito de ¡Hosanna en el Cielo! ¡Hosanna el que viene en nombre del Señor!, aquellos que habían visto sus milagros, habían sido curadas sus parálisis y cegueras, y habían sido perdonados de sus pecados, dentro de unos pocos días, serán los mismos que gritarán de otra forma muy distinta: ¡Crucifícale, crucifícale! 

     Qué poco nos dura la fidelidad al Señor ¿verdad? Cuando pedimos algo a su Providencia y nos es concedida, la alegría es grande pero muy efímera. Nos hace falta interiorizar cada día las grandes y maravillosas obras que Él hace en nuestros corazones y que dejamos pasar porque tal vez nos pase como a Marta, la hermana de Lázaro, a quien el Maestro dijo: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria; María, tu hermana, ha escogido la mejor parte, y no le será quitada” (cfr. Lc 10, 38). María, a los pies de Jesús, escuchaba su palabra embelesada por tan grandiosa manifestación de la Gloria de Dios a través de su Unigénito, el Mesías, al que todos esperaban y no quisieron reconocer.

     Aquí cobran un sentido pleno las palabras de Jesús que he mencionado antes: “quien escucha mi palabra, no verá la muerte”. Jesús tiene con nosotros *un pacto, una alianza* como al que selló Dios con Abrahán en la 1ª lectura del Génesis de hoy, cuando le dijo: “Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros”. 

     Es una alianza con aquel que fue ELEGIDO por Dios para sacar a su pueblo del destierro, le concedió la Tierra Prometida, que de su pueblo nacerían muchas naciones y muchos reyes, -dice el Señor. 

     La parte de Dios es muy concreta, pero es inmensa su generosidad, qué maravilla sentirse el pueblo elegido por Dios. En lo que corresponde a Abráhan, sería fiel a esta llamada, a su vocación, conduciendo a su pueblo hacia el corazón mismo de Dios y llevándolos a la tierra de Canaán.  
Esta misma alianza con Abrahán se sigue renovando en cada uno de nosotros, sus descendientes, discípulo de este padre de la fe. 

     Es como un contrato: Él me ha elegido también a mí, a cada uno de nosotros, a través de *una vocación*: unos al sacerdocio, como yo; otros a la vida religiosa, como los frailes, monjas, consagrados; y otros a formar *una familia cristiana*, como vosotros, buscando seguirle en este precioso proyecto en el que también os convertís cada uno en “maestros de la fe” llevando el amor y la esperanza a los corazones que os rodean, especialmente ahora en estos momentos de crisis y de sufrimiento para tantas familias aquí y en todo el mundo. 

     Es momento de dar gracias a Dios por nuestros padres, nuestros hijos, nuestra familia, nuestros amigos… 

     También buen momento para revisar mi particular “contrato” con el Señor, que nos amó hasta el extremo dando su vida por nosotros clavado en un madero. Este contrato no tiene letra pequeña, no tiene cláusulas abusivas ni exigencias imposibles. 

    Somos nosotros los que incumplimos nuestra parte porque nos alejamos –sin querer muchas veces- de sus caminos, de lo que nos tiene preparado y que es lo único que nos asegura la felicidad plena, la inmortalidad, la vida eterna manifestada en su gloriosa Resurrección. 

     Le pedimos al Santísimo Cristo, yacente en su urna, en ese Santo Sepulcro en el que fijamos hoy nuestra mirada, y a nuestra Madre la Virgen de los Dolores, que como ella, renovemos cada día nuestro SI a nuestra vocación, a la llamada de Dios, que no es otra que seguir la palabra de Jesús, su mensaje, su Evangelio, y gozar de todos los dones y gracias que nos regala y que son administrados por su Iglesia, instituida por Él mismo para todos los hombres, para su salvación y la vida eterna.

     Gracias por vuestras oraciones y que Dios os dé mucho *ánimo y fortaleza* en estos duros momentos que atravesamos y en los que nos puedan llegar en nuestras vidas.

*¡Con Él venceremos siempre!*

Un abrazo fuerte en casa a toda la familia y os doy mi bendición.

miércoles, 1 de abril de 2020

TRIDUO DIA 1º: ORACIÓN A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO











REFLEXIONES DE NUESTRO PÁRROCO
D. JOSÉ MIGUEL BRACERO 

DÍA 1 – MIÉRCOLES 1 DE ABRIL 2020
“Si el Hijo os hace libres, sois realmente libres” 
(Jn 8, 31-42)

    Comenzamos hoy con gran alegría, pero en la pena de no poder celebrarlo presencialmente por la situación de crisis sanitaria que nos azota, este Triduo organizado por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Santo Entierro y María Santísima de los Dolores de nuestro pueblo, Guadalcázar. Os doy la bienvenida a todos los guadalcaceños y os invito a que participéis cada día en las redes en las reflexiones y oraciones que ofreceremos. Es la forma más cercana a poder estar cerca de nuestros titulares, y hoy especialmente, de nuestro Padre Jesús Nazarenos por quien ofrecemos este primer día. 
Hoy la idea central de la liturgia del día es la verdad. Ya sabéis que Pilatos preguntó a Jesús: Quid est veritas? ¿Qué es la verdad? Y Él le respondió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Todos nosotros buscamos la verdad, estoy seguro, o al menos, creemos buscarla. Pero lo que tenemos que pararnos a pensar es dónde la buscamos y de qué fuentes manan esas verdades. Está probado que la verdad científica es demostrable mediante fórmulas, ecuaciones, progamas informáticos, y esa es la verdad empírica, la que se puede demostrar. Pero ¿cómo encontramos la verdad que no puede medirse mediante ordenadores? Frente al conocimiento directo de la ciencia, está el conocimiento indirecto de la fe, que no puede medirse porque no se alcanza más que con un corazón humilde, obediente y sumiso a la Voluntad de Dios en nuestra vida. Y ahí está el quid de la cuestión. 
La primera lectura de Daniel nos habla de los tres jóvenes a quien el rey Nabucodonosor mandó echar a un horno ardiente porque no querían postrarse ni adorar a su “estatua de oro”. Ellos decían, con gran valentía y coraje, que no adorarán a nadie más que a Dios, su Señor. Tuvo que llegar el gran milagro, cuando tras arrojarlos amarrados a aquel horno, de repente, el rey comenzó a verles caminar en aquel infierno pero junto a una cuarta figura, que según sus palabras “parecía un ser divino”. Fue la prueba, una más, de que Dios nunca abandona a los que le aman. Jesús también nos está diciendo que cogerá la Cruz por nosotros, para que no nos sintamos solos ante las dificultades de la vida. Nuestro Padre Jesús Nazareno viene siempre junto a nosotros, para ayudarnos a llevar nuestras cruces. Por eso podemos hacer un intercambio espiritual con Él en este día y pedirle la gracia de que podamos “intercambiar nuestras cruces”. Yo me comprometo Señor a amarte cada día más como muestra de mi amor y humildad a aquel gesto de dejarte clavar y matar por mí, por mis pecados, para perdonarme y darme la vida eterna; y por otra parte, tú me ayudarás a llevar la mía porque quien a Dios tiene, nada le falta. 
Esto añade otro mensaje más: que si bien podemos intercambiar espiritualmente nuestras cruces con Jesús, con nuestros hermanos, los más necesitados, los pobres, los alejados, los que no creen y los desesperanzados, no podemos intercambiarlas, porque cada cual lleva sus cruces, unas veces arrastradas, y otras veces abrazadas. Pero sí podemos ayudarles a llevarla, como esos otros Cireneos que, al principio a la fuerza, y al final agradecidos, ayudaron a llevar a aquel destrozado, flagelado, y escupido Jesús Nazareno, camino de su martirio final más cruento y mortal. 
En estos días de pandemia, de aislamiento en casa, de no poder hacer lo que antes hacíamos con toda normalidad, nos tiene que llamar al corazón a sentirnos cireneos, a salir de nosotros mismos, a ayudar en lo que podamos a tantas y tantas familias, sanitarios, seres queridos, enfermos, ancianos que llevan sus cruces de cada día. Y podemos hacer tanto… cada cual, en sus posibilidades, material o económicamente, pero también espiritualmente rezando por ellos, por los difuntos, por los que los atienden y las familias tan doloridas que no pueden ni despedirlos como se merecen en el tanatorio o en un funeral. Gracias a Dios, sí nos queda al menos a los sacerdotes la posibilidad de poder rezar por ellos junto a sus familiares en el cementerio el día de su sepultura. ¡Cuánto dolor y tristeza! Algo muy parecido a lo que nuestra Madre, la Virgen de los Dolores, pasaría junto a su Hijo viéndole como lo maltrataban, lo insultaban, lo cargaban con la cruz, y sin poder acercarse a Él ni para darle un beso, un abrazo, un simple jarro de agua para poder enjugar sus lágrimas y aliviar su dolor. 
Que nuestro Padre Jesús Nazareno nos ayude a que, desde la fe, la esperanza, la caridad hacia el hermano, pero también la humildad, la obediencia y la valentía de aquellos tres jóvenes, podamos también nosotros decir: “Ayúdame a llevar mi cruz, por favor, que yo llevaré la tuya”. 
Mis bendiciones a todos los guadalcaceños y que Dios guíe e ilumine a vuestras familias ahora y siempre.