…Y vuelven
días festivos que me hacen recordar aquellos momentos donde por lo más hondo de
nosotros corre el sonido de la Semana Santa con profundos sentimientos.
Misterios que la fe nos hace ver lo que los ojos apenas nos dejan vislumbrar.
Un pellizco,
un motivo o cualquier denominador que llene de emoción estas palabras. Salir a
la calle con un sentimiento metido en pleno pecho, con un dolor o alegría que
se aúna con algún sollozo interno, un recuerdo, dos sentimientos a flor de
piel, tres sueños que vuelan a ras de suelo, cuatro miradas a mi Cristo, cinco
besos sueltos a nuestra Madre, seis golpes de pecho, siete promesas por
cumplir, ocho suspiros o nueve sinceros perdones.
Imitando
una canción me atrevería a decir que ni mares, ni aire, ni distancia, ni
olvidos, ni llantos, ni calma ni peligros pueden dar expresión a lo que se siente
al llevar el paso por las calles de nuestro pueblo. Sentimientos que se ahogan
bajo una túnica y donde los aires de grandeza caen bajo una lágrima callada al
ver salir la Imagen (Esa que da fuerzas para luchar día tras día). Seguramente
Esa misma que a nuestra camarera Antoñi Aranda le ha hecho seguir adelante y no
parar en el camino.
Antoñi Aranda, camarera mayor, preparando la Virgen para Su salida. |
Agradecer
la oportunidad que me brinda la Hermandad de reflejar lo que apreciamos al
poder casi tocar lo que nuestras manos apenas son capaces de hacer. Porque Hermandad
es establecer lazos emocionales donde fraternidad y solidaridad dan la cara.
Donde compromiso es la palabra clave y “ayuda mutua” debe ser el estandarte
visible. Allí donde palabras como pasión o fervor cobran un auténtico
significado. Y ahí es donde nuestro trabajo debe establecerse.
Quisiera
mencionar que este año hemos adquirido una nueva corona para la Imagen de la
Virgen de los Dolores que procesiona el Jueves Santo. Ya adquirimos otra corona
estilo diadema, pero vimos que no se le quedaba bien y optamos por cambiarla,
lo que ha conllevado un coste algo más elevado.
Y como
dijo una persona a la que admiro…...no escucho de lejos tambores de guerra
aunque sí creo en un mundo más perfecto lleno de hermandad. Esa Hermandad que debe
ser esa manecilla del reloj que ayude a marcar diariamente un tic tac de justicia
en este mundo.
Y
permitidme un último apunte: hay personas involucradas (sin ánimo de nada
creedme) en hacer que todo salga y esté acorde con las circunstancias. Desde
aquí mi mención especial a Francisco Sáenz que su ímpetu hace que todos año
tras año nos recreemos de un poquito de
magia.
¡FELIZ FERIA A TODOS!
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