De
nuevo, nuestra iglesia, uno de los pocos monumentos históricos (siglo XVII )
que tenemos en el pueblo, vuelve a tener problemas en el techo. Aunque se hizo
un arreglo de la misma hace pocos años, las humedades siempre han estado ahí.
Esto, unido a las abundantes lluvias de la primavera pasada han ocasionado el
derrumbe del techo de la capilla donde se encuentran las imágenes de los
titulares de nuestra Hermandad. Mejor dicho: se encontraban.
Se
han tenido que retirar para resguadarlas del agua y de la caída de cascotes:
Jesús Nazareno y La Virgen de los Dolores, bajo el arco de la entrada y El
Santo Entierro a la parte posterior de la capilla de El Sagrario.
Al
no disponer de casa de hermandad ha sido la solución inmediata más adecuada y
posible.
El
arquitecto del obispado ha venido en varias ocasiones para ver cómo se van a
realizar las obras de reparación pero, hasta ahora, los días pasan y no se ha
hecho nada...
Un
problema pendiente y otro solucionado: Los Nuevos Estatutos de nuestra Hermandad.
Los
primeros se habían quedado anticuados y había que adaptarlos a la nueva normativa
vigente según el Código de Derecho Canónico. Siguiendo sus instrucciones se
redactaron de nuevo y aprobaron en asamblea general el 9 de marzo de 2015. Tras
varias idas y venidas al obispado, por correcciones que se nos hacen, tuvimos
una segunda asamblea general para su aprobación el 9 de marzo de 2017.
¡Por
fin, nos han comunicado su aceptación!
El
primer borrador de los antiguos estatutos es de 1989, año en que se fundó La
Hermandad, y su aprobación definitiva fue el 29 de noviembre de 1993.
Desde
aquí recordamos con cariño, algunos ya no están entre nosotros, a sus
promotores: Francisco Sáez Ríos, Miguel Moreno Chueca, Francisco Moreno Díaz,
Francisco López Haro, Juan López Haro y Antonio Girona Izquierdo.
Sus
firmas aparecen, en ese orden, en cada una de las páginas que forman dichos
estatutos.
A
partir de ahora esos documentos pasarán a ser parte de la historia –breve aún –
de nuestra Hermandad.
Ya
que nos hemos remontado a nuestros inicios, recordar que, aunque su nombre no
aparezca, una mujer que trabajó mucho por la Hermandad pero que no podía formar
parte de la directiva ¡precisamente por ser mujer! es Carmen Serrano Arroyo, su
primera camarera mayor.
Afortunadamente,
esa prohibición, por la que las hermanas de una cofradía no podían formar parte
de su junta de gobierno, también es ya historia.
¡¡¡FELIZ FERIA A TODOS!!!